martes, 15 de junio de 2010

¡Saca a Llorente, que los arrolle!

En la rueda de prensa posterior a la derrota de España contra Estados Unidos en la Copa de Confederaciones, Del Bosque hizo una concesión a la prensa deportiva española. El equipo se había hartado de centrar balones al área, que fueron despejados cómodamente por los enormes defensores norteamericanos, más propios de la NBA que de la MSL. "Quizá sí, tendría que haber sacado a Llorente al final", dijo cabizbajo.

La prensa deportiva española y Del Bosque se equivocaban. El problema de aquella noche nefasta no fue la falta de centímetros y músculo, ni se habría solucionado fácilmente metiendo a Llorente, que mide 1,93m, a chocar contra dos armarios. La solución debería haber abordado el problema, y el problema fue otro: en ese partido España no fue fiel a su estilo. Sin Iniesta ni Silva, el centro del campo español buscó un fútbol más directo, más clásico, abriendo a las bandas y metiendo centros al área. Un fútbol muy previsible para un equipo como el norteamericano de aquella noche, completamente replegado, muy bien organizado y muy trabajador.

Empeñada en el pase largo y el centro al área, en el partido contra los Estados Unidos el número de pérdidas de balón de España casi duplicó la media de las pérdidas durante la Eurocopa, jugada apenas unos meses antes. El rival, por lo tanto, tuvo el doble de oportunidades de tomar oxígeno que los rivales de España en la Eurocopa. Eso explica que los norteamericanos llegasen mucho más enteros al final del partido que los rivales anteriores de España.

Da la impresión de que el Plan B que ha diseñado Del Bosque en este Mundial para desatascar situaciones de desventaja en el marcador, un rival encerrado atrás y pocos minutos para el final del partido, va a ser precisamente el de usar a dos extremos, Mata y Navas, que cuelguen balones aéreos a Llorente.

Lo hemos visto muchas veces. En España a eso se le llama "el arreón final", apela a la garra y pundonor del equipo y cuenta con el referente histórico de la frase que Belauste, mediocentro de la selección, pronunció en el partido contra Suecia durante los Juegos Olímpicos de 1920, "A mí Sabino, que los arrollo", para que su compañero del Athletic de Bilbao, Sabino Bilbao, le diese el pase al área que acabó rematando a gol llevándose por delante a tres defensas suecos y al portero. Había nacido el mito de la Furia española.

Ahora bien, durante 44 largos años de arreones finales inanes y derroches de Furia inocua, España no sólo no ganó ningún campeonato, sino que apenas si se acercó alguna vez. Algunos ingenuos pensábamos que la Eurocopa del 2008 nos había enseñado algo. Pensábamos que había quedado claro, de una vez por todas, que a España le conviene otro juego, el juego que prefiere la sorpresa a la previsibilidad, la inteligencia al músculo, la habilidad a los centrímetros, la maña a la fuerza.

Quizás haya algo mejor que el plan B de Del Bosque. Quizá sea mejor mantener la fidelidad al estilo de juego combinativo, agotar al rival tanto como sea posible desde el primer minuto y sacar hombres de refresco a partir del minuto 15 de la segunda parte.

El antídoto contra defensas muy altas y fuertes es jugar por abajo, raseando el balón. El antídoto contra denfensas muy cerradas es el juego combinativo rápido y el regate que busca el desborde cerca del área, donde las faltas duelen más al que las comete y afloran las tarjetas. El antídoto contra equipos muy atléticos es moverlos constantemente, para que el agotamiento y la tensión del final del partido les lleven a cometer errores.

España puede hacer mucho daño por los extremos, pero con jugadores que partan desde posiciones interiores de la segunda línea y delanteros que se dejen caer a las bandas o permuten sus posiciones con los interiores, más la ayuda de los laterales. No cabe ninguna duda de que Navas, Mata y Llorente también podrían jugar a eso... sin necesidad de arrollar a nadie.

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